Lo primero que hicieron con nosotros nuestros padres al traernos a este mundo fue algo aparentemente sencillo, ponernos un nombre. En marketing eso se llama naming, darle un nombre a una empresa, un producto, un negocio… Con los productos y empresas eso es algo hoy cada vez más complejo pues además de cumplir con las características de una buena marca, ha de estar disponible el dominio de internet de la marca así como (más difícil aún) los perfiles de redes sociales detrás de los cuales estarán los clientes.
Pues bien, al hablar de Marca Personal, eso es algo que nos viene dado, ya lo hicieron otros por nosotros. Aún así, decidir, cuál va a ser el nombre de tu Marca Personal a veces no es tan fácil. Detrás de nuestro nombre pueden ocultarse mochilas personales de las que no somos ni conscientes: si todo el mundo nos puso un diminutivo o apodo (Paquito, Conchita, Pedrito, Cucu…) y aunque estemos ya cerca de los 50 todavía nos llaman así, si decidimos ponernos un nombre diferente por rebeldía en nuestra juventud, si nos gusta nuestro nombre y primer apellido pero nos sentimos forzados a poner el segundo para que nuestra madre no se enfade, o viceversa, si queremos que nuestra marca dé mayor peso a nuestro apellido materno por algún motivo especial… El primer paso es que por primera vez seamos nosotros quienes tomemos una decisión consciente de cuál queremos que sea el nombre y apellido que nos identifique, a partir del cual construiremos nuestra marca, y soltaremos lastres que ya no tocan.
En mi caso personal, os cuento que mi nombre del DNI es María Luisa Gómez González. Fue al llegar a Mallorca, hace ya 20 años cuando perdí a “Luisa” por el camino. En Madrid , me llamaban ( y me llaman aún) de muchas formas distintas: Marisa, Lu, Lucy, Marilu… Y como a mi no me gustaba mi nombre compuesto dejaba que todas ellas se usaran sin sentirme realmente identificada con ninguna. Sólo en Mallorca pasé a ser María, y recientemente además, cuando decubrí mi Marca Personal, tuve claro que me sentía María Gómez, sin más, un nombre muy común y mi apellido materno. Aunque no cumpla con ningún rasgo de originalidad como marca, da igual, esa soy yo, única y diferente a los millones de Marías Gómez que debe haber por el mundo.
Me he encontrado hasta ahora con casos en que la decisión del nombre de la Marca Personal es muy fácil y también, muchas otras veces, en que requiere un trabajo personal importante liberarse de lo que los demás han decidido siempre por nosotros y tomar las riendas, no desde el desprecio o la rabia sino desde asumir la responsabilidad de que esta vida que llevamos es nuestra y sólo nosotros vamos a decidir a dónde llevarla.
Así pues, os recomiendo que echéis un vistazo a vuestro nombre y como os llaman los demás y os paréis a descubrir si os resulta fácil identificar cual es la Marca que vais a decidir mostrar o no. Recuerda que a partir de ahí, para que una marca sea recordada, entre muchas otras cosas, es necesaria su repetición, por lo que, siempre, siempre, siempre, en toda tu comunicación aparecerá ese nombre y ese 1 o 2 apellidos que TÚ has decidido llevar.
Cuando lo tengas claro, por favor, haz una cosa: googlea tu nombre, mira a ver que sale, cuántos sois, si apareces o no y con qué… ¿ese eres tú? ¿es eso lo que quieres que se muestre de tí? ¿sientes que aporta algo de valor lo que esta apareciendo de tí? ¿si han de encontrarte, cuánto de ti hay en lo que van a ver?
Es normal que todas las respuestas a estas preguntas sean descorazonadoras, hasta ahora nadie nos ha dicho que eso iba a ser importante para nosotros, y mucho menos a los que no somos nativos digitales.
Pues bueno, este es un pequeño paso aunque muy importante. Si lo tienes claro, no lo dudes, compra tu dominio, el .com y el .es (como mínimo). Puede que no sepas para qué vas a utilizarlos, y te parezca una frikada. Te aseguro que dentro de unos años, no lo será y te agradecerás haberlo hecho.
Ah, por cierto, y si tienes hijos y quieres hacerles un regalo, no lo dudes, compra el dominio de ellos también.
Buena suerte.